Simeone no negocia con el esfuerzo. Lo ha repetido una y mil veces en público y otras tantas a sus jugadores de puertas hacia dentro del vestuario. El mensaje ha calado bien profundo en la plantilla, que saltan al césped a dejarse la piel en cada partido. Saben que tienen que luchar por cada balón si quieren seguir entrando en los planes del entrenador. No se puede dar una pelota por perdida. Así deben actuar todos. Desde los defensas hasta los delanteros.
De hecho, en ellos precisamente, en los delanteros, se sustenta buena parte de la propuesta del Cholo sin balón. La presión tiene que comenzar con ellos, ya que la idea es recuperar el esférico lo más lejos posible de la portería y, desde allí, montar el ataque (el pasado miércoles, incluso, hablaba de que ahora tienen que encontrar la claridad cuando ya tienen en sus botas el cuero).
Por eso, Falcao y Adrián, los únicos delanteros natos con los que cuenta Simeone, han tenido que cambiar en cierto modo su manera de actuar en el campo con respecto a la anterior etapa en la que los rojiblancos gozaban de más posesión y tenían que preocuparse menos de las labores de recuperación. Han tenido que involucrarse mucho más en defensa y su aportación está siendo de gran ayuda para sus compañeros.
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